Conciencia del DERECHO.
Si somos conscientes de que tenemos derecho a reivindicar la gestión del
espacio público en el que vivimos, el primer paso hacia una democracia
participativa estará dado. Ya que no acaba nuestra identidad en el límite
de nuestra piel o en los muros externos de nuestra casa. El barrio, la ciudad,
nos hace; y nosotros queremos influir en ese espacio que tanto va a
afectar a nuestras vidas.
Según sea la trama pública, nos sentiremos capaces de expresarnos colectivamente o, por el contrario, se nos invitará a recluirnos en lo privado o en los anodinos contenedores del consumo y del ocio programado, donde perderemos el nombre propio y sólo seremos consumidores anónimos.
Pero, ¿cómo afrontar la autodeterminación de los barrios y, por ende,
los primeros intentos de rescate de la democracia? Con esfuerzo y organización, por supuesto; pero contando con algunas premisas que, entre otras muchas posibles. Los vecinos, sus asociaciones, no deben discutir a posteriori las reformas que el Municipio propone para sus calles, veredas, plazas, iluminación. Somos los vecinos quienes debemos proponer las mejoras, puesto que es el que vive el que mejor conoce qué es lo que necesita y qué le sobra.
Esa debe ser la relación comunidad gobierno, partimos de la pregunta
¿Quien hace a quien?.
¿Como para debatir No?
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